Hace más de una década que el argentino Patricio Grassini, experto en fertilizantes y productividad de los suelos está radicado en Estados Unidos, donde es profesor en la Universidad de Nebraska.
Junto a varios colegas trabajó en lo que se conoce como el mapa o Atlas mundial de brechas de rendimiento, un sistema que permite medir el aporte de los suelos al crecimiento de los cultivos. Lo que pocos saben es que Grassini nació y se crió en Témperley, en el conurbano sur de Buenos Aires, por lo que a su actividad en el Primer Mundo, en un país líder en investigación y desarrollo, le suma su mirada bonaerense.
Hace unos días pasó por la Argentina para disertar en el Congreso Fertilizar 2023, que tuvo lugar el 10 y 11 de mayo en Rosario. Allí dejó sus impresiones sobre la actualidad de la producción y de la demanda global de alimentos, los nuevos desafíos de la agronomía en este contexto y cuál es el camino de la agricultura hacia 2040.
Y también dio un mensaje esperanzador para las nuevas generaciones, para los alumnos que inician su formación en la agronomía y aspiran a poder “cambiar las cosas”.
Para Grassini “En Argentina, se necesita mejorar los balances de nutrientes en el suelo. Los desafíos para los futuros agrónomos son convertirse en buenos comunicadores y tener una visión general de los sistemas agrícolas, en lugar de centrarse en componentes individuales”.
La agenda
El experto considera que este “es un tiempo muy excitante para ser agrónomo porque hay por delante quizás uno de los desafíos más grandes que la humanidad haya visto, en términos de tratar de satisfacer la demanda mundial de alimentos y de hacerlo de una manera que sea compatible con las aspiraciones de proteger el ambiente”.
Al respecto, Grassini destaca que “lo bueno es que la agronomía está de vuelta en la primera página del diario y eso es una buena noticia porque no siempre fue así”.
Para el investigador las prioridades en el trabajo de los ingenieros agrónomos de cara a los próximos años se centran en dos, básicamente. Por un lado, los agrónomos deberán ser “excelentes técnicos y proveer recomendaciones certeras para productores y para las compañías”. Pero por otro, también “van a tener que ser buenos comunicadores para gente que no necesariamente son técnicos ni están versados en toda la jerga agronómica”.
En este punto, indicó que los nuevos profesionales tendrán que hacer el trabajo de simplificar mensajes complejos para que lo entienda también una persona común, sin conocimientos específicos en la materia, pero interesada en la agenda alimentaria global, la disponibilidad de alimentos y los desafíos futuros.
En sintonía, de acuerdo a su visión además las carreras de grado deberán incorporar esta perspectiva, y considera que “es algo que hace falta mejorar”, para enfocarnos en “cómo comunicamos ciencias agronómicas a una audiencia que nos pide hacer mejor, pero que no es experta”.
Mirada global
En este nuevo escenario, también hay que balancear un poco el pensamiento tan basado en las tecnologías y los componentes individuales del sistema.
“Cada vez que voy a un congreso se habla de biofertilizantes, de micronutrientes, de fertilizantes, de densidad de siembra, cuando uno se pone a pensar hay 20 factores de producción, al menos, que pueden influenciar el rendimiento de una nota de producción”, explica Grassini.
Pero el desafío hacia adelante y para las nuevas generaciones de agrónomos, estima es “tratar de fortalecer la visión de sistema de producción donde muchas cosas interaccionan, y de mover nuestra investigación y nuestras evaluaciones de componentes y niveles del sistema a comparaciones de sistemas donde uno trata de poner varios factores de producción juntos y hacerlo funcionar de forma viable y económicamente beneficiosa para un productor”.
Así, el experto aboga por una visión de sistema agronómico, más que de componentes individuales, pero al mismo tiempo mejorar la traducción de todo ese mensaje técnico para una audiencia que no es experta en estos temas.
Y dejó un mensaje final para la comunidad agraria de la UNLZ: “Habiendo nacido y siendo criado en el conurbano bonaerense, les quiero mandar un saludo especial a todos los alumnos de agronomía de la Universidad de Lomas de Zamora. Y darles un mensaje de que al final del día, sueñen en grande porque la única manera en la cual uno puede cumplir sus sueños es si realmente piensa que van a ser posibles de ser cumplidos”.
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