La primera doctora de la Argentina pasó de ser una peculiaridad a otorgar aportes fundamentales entre los cuidados y la ciencia. Invisibilizada hasta hace poco por el mundo académico, su legado trasciende cánones o reglas de época. Fue descendiente del grupo de colonos que en 1825 se estableció en Santa Catalina, provincia de Buenos Aires.

“Personalidad, determinación, de avanzada para su época”, la contundencia de la museóloga Adriana Fiedczuk, del Museo Magna Santa Catalina, para describir a Cecilia Grierson parece contrastar respecto a la consideración que se le tuvo a la primera mujer médica de la Argentina durante su trayectoria. No sólo eso, también hasta no hace mucho tiempo, había sido ignorada por el mundo académico.

Nace en noviembre de 1859 en el seno de una familia británica. Su padre, John Parish Robertson Grierson, se enamoró de una joven católica en Entre Ríos, Juana Duffy, con conocimientos de lectura y escritura poco frecuentes para la época, saberes que les transmitió a su hija mayor y a sus otros cuatro hijos varones.

Con su padre John compartiría las lecturas por las noches de una vasta biblioteca familiar, además del contacto por la naturaleza y las salidas a cabalgar. 

Muy reservada, dejó constancia de su actividad profesional a través de su archivo personal. La historia argentina tardó en reconocer su legado y su aporte a la medicina.

 “A través de mi tesis, me propuse profundizar acerca de por qué desde 1889 (año en que se recibe de médica) hasta 2004 esta grandiosa mujer había sido invisibilizada por la historia. Tuve el honor de que mi tutora de tesis fuera Lily Sosa de Newton, quien en la década del 70, fue pionera en investigar la historia de las mujeres argentinas”, explica la autora de ‘Cecilia Grierson, una lucha sin tiempo’. Durante su investigación descubrió que la mayoría se refería a ella como la primera enfermera del país. “En otros ámbitos tampoco se la relacionaba con la medicina”, admite Fiedczuk del Museo de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora en el que se difunde el patrimonio histórico cultural y natural de Santa Catalina.

Sin barreras

“Vencer los obstáculos que iban presentándose en el camino”, fue la principal virtud que volvió a Cecilia una mujer de avanzada. Pero lo verdaderamente relevante fue su capacidad para modificar la relación con los pacientes. A partir de la actuación de las médicas las personas con problemas de salud dejaron de ser meros casos científicos. Es entonces que se incorpora una mirada más amplia: ver al individuo en su totalidad no solo como enfermedad o caso de estudio.

Uno de los aportes más destacados fue la creación de la escuela de enfermería. Por entonces, las condiciones de los pacientes internados en hospitales era muy deficiente, Grierson consideró fundamental formar profesionales auxiliares del médico que estén en contacto directo y permanente con el enfermo. De este modo, copia el modelo inglés y lo adapta a nuestro sistema de salud, creación que se replicaría en todo Latinoamérica.

(Foto: Escuela de Enfermeras del Círculo Médico Argentino. Circa 1909. Archivo General de la Nación).

Lejos estuvo esto de ser su única injerencia, su vocación filantrópica la llevó a ser parte de instituciones como la Sociedad Argentina de Primeros Auxilios, el Patronato de la Infancia y otros espacios; en la mayoría de los casos trabajos realizados ad honorem.

Claro que sus antecedentes como pionera, preceden a su vocación de médica. Por cierto, formó parte del primer grupo de maestras egresadas de la provincia de Buenos Aires que se reciben en el año 1878.

Primer Gabinete

De Europa rescató varios conocimientos como el modo de trabajar con  alumnos con disminución visual o auditiva, hasta la creación del primer gabinete psicopedagógico, consultorio donde se atendía a niños con dificultades en el proceso de aprendizaje.

Ese conocimiento lo traslada a los hospitales provocando un cambio de paradigma, atenta a aspectos relevantes como la higiene y la ventilación, además de la asistencia permanente al internado. Pequeños detalles pero relevantes como instalaciones adecuadas para los pequeños, con espacios para dibujar o juegos, vigentes hasta hoy.

Dar contención y observar el entorno del paciente fueron consideraciones vitales para Grierson. “Muchos eran obreros, sin recursos, con poco conocimiento de la higiene. En esa época va a aparecer el primer esterilizador por autoclave. Todo un cambio que viene de la mano del aporte que le da la mirada femenina a la ciencia”, rescata la museóloga.  

De algún modo, su labor fue refrendada en mayo de este año, al ser considerada por el Banco Central, junto con el médico sanitarista y neurocirujano Ramón Carrillo (1906-1956) para la imagen del billete de $2.000.

Aquel 12 de junio de 1889 en que la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires la consagró además de primera médica argentina como la  primera mujer con título universitario en el país, resulta escaso a la distancia sobre quien aún habilitada para trabajar de cirujana, los cánones de la época no le permitieron ejercer por ser mujer. En ese contexto, Grierson se dedicó a la kinesiología y obstetricia.

“Todas las primeras mujeres recibidas de médicas tenían una línea de trabajo. No podían atender a hombres o elegir cualquier especialidad. En general se dedicaban a la parte de ginecología obstetricia o niños. No había ni médicas clínicas ni cardiólogas. Eso estaba muy marcado”, asume Fiedczuk.

Casi una curiosidad

Si bien era algo novedoso ver en un claustro académico a la única figura femenina, espacio preservado hasta el momento para hombres, ella siempre se sintió muy acompañada por profesores y compañeros.

Según la Academia Nacional de Medicina durante seis años Cecilia cursó los estudios médicos desempeñándose asimismo como ayudante de histología. Las prácticas obligatorias de la carrera las realizó en el Hospital Escuela (llamado más adelante Hospital de Cínicas) donde conoció como profesor a Juan B Justo, y en 1888 tomó el cargo de practicante menor en el Hospital de Mujeres (hoy Rivadavia). En 1886 actuó como practicante en la Casa de Aislamiento durante la gran epidemia de cólera que afectó entre otros lugares del país a Buenos Aires

En 1891 fue miembro fundador de la Asociación Médica Argentina en la que al año siguiente creó la Sociedad Argentina de Primeros Auxilios más tarde fusionada con la Cruz Roja Argentina. Otra de sus creaciones fue la Asociación Nacional Obstétrica de Parteras para propender a la formación de las antiguas comadronas, las que instruía a través de la Revista Obstétrica que comenzó a publicarse en 1901.

Hoy en retrospectiva se comprende la importancia de lo que hizo y cuál es su legado. “A Cecilia todo le costó el doble que al resto. Hay mucho de su personalidad y determinación en su carrera”, rescata quien investigó en profundidad su vida.

Sin embargo, cada uno de los cargos de Grierson como sus creaciones y propuestas, tenían cabida mientras las manejaba a pulmón y ad honorem.  Es al momento de jubilarse y retirarse de la docencia, manifestando estar muy agotada, cuando la médica expresa su dolor porque ser mujer la privó de obtener un cargo relevante dentro del ámbito de la medicina o la ciencia.

“Nunca pudo ser directora de un hospital o ni siquiera docente titular de una cátedra. También manifestó que ocupaba un cargo en distintas instituciones, pero cuando este se hacía rentable, Cecilia era reemplazada por un hombre”,  agrega Fiedczuk.

 No es casual encontrar coincidencias entre Grierson y Madame Curie, la física y química que recibió dos premios nobel y revolucionó la ciencia. Ambas fueron  contemporáneas y feministas, preocupadas por el lugar que ocupaba la mujer en la sociedad. Aunque el contexto en la que cada una actuó fue diferente, más allá que para ambas le haya resultado complejo estudiar carreras superiores. “Curie provenía de una familia de científicos mientras que Cecilia se abrió camino sola en el mundo de la ciencia”, concluye Fiedczuk.

Otras consideraciones

Al momento que recibirse como docente solo existían dos escuelas que formaban maestros para hombres. Sarmiento sostenía el concepto de que la educación debía estar en manos de mujeres, amparado en el modelo norteamericano. Es en 1870 cuando se crea la primera escuela normal que va a funcionar primero en Barracas, frente a la casa de Niños Expósitos (Pedro Elizalde). Ahí se recibe el primer grupo de maestras normales de la provincia de Buenos Aires, es en ese primer grupo que Cecilia es egresada.

Por qué es importante la mujer y la docencia, porque es una bisagra en la historia de la mujer en nuestro país. Es la primera profesión que va a poder adquirir la mujer que le va a dar libertad e intelectualidad.

  • Museo de Agrobotánica, Historia y Naturaleza (MAgNa), ubicado en la Reserva Provincial Santa Catalina, y creado por el Consejo Académico de la Facultad de Ciencias Agrarias de Lomas de Zamora